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06 diciembre, 2005

EJERCICIO Y SEXUALIDAD

Al hablar de sexualidad, se da por hecho que es una dimensión inherente al ser humano y que la realización de la vida sexual es un pilar fundamental de la realización general en la vida de las personas. Esto no se cuestiona en las primeras etapas de la vida, la infancia, la pubertad, la juventud; sin embargo en la edad adulta, cuando la vida sexual tiene más relevancia, empiezan a manifestarse los primeros problemas. Más allá del grado de educación sexual, que incide directamente en el nivel de satisfacción de las relaciones que establezca el sujeto, lo que nos preocupa en este artículo, es la relación que existe entre el ejercicio físico y la sexualidad.
Para abordar el problema, es preciso establecer algunos conceptos, partiendo por el varón:
Erección.- La erección del pene depende del buen llenado sanguíneo de los cuerpos cavernosos del pene, lo que está en relación directa con las capacidades cardiovasculares, a su vez relacionadas con la mantención de la capacidad aeróbica del sujeto. La disfunción eréctil puede tener causas orgánicas y sicológicas.
Las orgánicas:
-Origen Neurológico
-Origen Vascular
-Origen Endocrino
-Enfermedades del pene
-Uso de algunos medicamentos
-Uso de sustancias tóxicas, incluyendo el alcohol y el tabaco
-Diabetes
-Exceso de colesterol (a largo plazo)
-Hipertensión
Las causas destacadas son parte del Síndrome Metabólico, que a su vez tiene su origen en el sedentarismo, y la solución en el ejercicio físico.
Como se explicitó anteriormente, un desarrollo de la capacidad aeróbica, permite normalizar la función cardiovascular, lo que se consigue con cualquier práctica aeróbica (trote, caminata a 6km/hora, bicicleta y otros, a una intensidad desde el 50 al 85%, dependiendo del entrenamiento previo, porcentajes calculados con la fórmula de Karvonen. La frecuencia debe ser al menos tres veces a la semana, pudiendo realizarse todos los días.
También el ejercicio muscular localizado (peso del cuerpo, uso de máquinas y pesas, constituyen un aporte importante a la prevención o superación del síndrome metabólico, mejorando las secreciones glandulares (hormonas), dentro de las cuales se encuentra la secreción de Testosterona, responsable del deseo sexual. El sedentarismo, el exceso de grasa corporal y la ingesta de alcohol, incrementan en el hombre las secreciones de estrógenos (hormonas femeninas). Dicho trabajo muscular, puede realizarse dos a tres veces por semana, con cargas variables, dependiendo el nivel de entrenamiento previo.

En la mujer, el mayor problema se da en la menopausia, especialmente en el período postmenopaúsico, que se caracteriza por la falta de lubricación, atrofia de órganos genitales y la consiguiente pérdida del deseo sexual. El ejercicio físico no sólo ayuda a conbatir otros males asociados a este período, como son el exceso de grasa corporal y la pérdida de densidad ósea, sino también, mejora la secreción de hormonas sexuales y con esto los síntomas antes mencionados.
Po último, los ejercicios Taoístas, traen beneficios a ambos géneros, permitiendo longevidad sexual, aumento del deseo y particularmente en el hombre, control de la eyaculación y prevención del cáncer de Próstata, enfermedad para la cual la medicina tradicional sólo tiene detección precoz.
En el aspecto sicológico, el Estress es un factor gravitante en la disfunción sexual, tanto en el hombre como en la mujer, y el Ejercicio físico combate eficazmente el estress.

En resumen, realizar ejercicio físico es sinónimo de una vida sexual más plena.

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